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  • Foto del escritorSalida de Campo San Andrés

Pensar en San Andrés - Juan José Mantilla

Pensar en San Andrés, generalmente es asociado a unas buenas vacaciones, pensar en la playa, el mar, la tranquilidad, definitivamente mejor plan para desconectarse de la monotonía de la ciudad y del trabajo. Sin embargo, esta vez emprendí junto un grupo de estudiantes, de carreras distintas a la mía, una aventura totalmente diferente a las que ya había tenido cuando iba a San Andrés. Fue diferente, empezando por el objetivo de la misma, ya que no íbamos en el mismo plan turístico común, sino en la búsqueda de conocer la otra parte de la isla, la que en el plan turístico común no podríamos conocer.

La guía turística que teníamos para esta expedición en la isla fue la profesora Inge, quien conoce en gran medida esa otra cara de la isla, la otredad que no es expresiva para el turista, pero que está ahí presente en la cotidianidad del día en la isla. Es precisamente esta otredad a la que iba dirigida esta expedición, las problemáticas sociales y administrativas que vive la isla tienen un alto impacto en todos los aspectos que ahí confluyen, incluyendo el turismo. La población raizal, que durante toda su historia ha estado reclamando el reconocimiento de sus derechos como comunidad étnica, el reconocimiento del control sobre su territorio, que no solo se limita a la isla, sino también al mar. Esa porción de agua que por medio de un fallo internacional les fue arrebatada, impactando radicalmente la economía pesquera, con una defensa endeble que poco o nada referencio la existencia de una comunidad isleña, que concebía como parte de su territorio ancestral el mar.


Un estado colombiano que se ha dedicado a imponer sus creencias y desplazado en medio de su arbitrariedad a las comunidades nativas, que no ha manejado el consenso en su agenda. Y es precisamente este el problema, por eso las personas de la isla, sobretodos las raizales no se sienten parte de la Colombia continental, teniendo en cuenta que el Estado se ha dedicado a extraer recursos monetarios por medio del turismo y acabar poco a poco con la cultura y tradiciones raizales. Además, hay que tener en cuenta que las personas raizales no ven a los pañas, como les llaman a aquellas personas que vienen del interior del país, como conciudadanos sino como intrusos en su territorio, ya que lo único que han hecho es agudizar las problemáticas de la isla, por ejemplo, la problemática laboral y la crisis de sobrepoblación que atraviesa San Andrés. Por lo tanto, en la isla se enmarca un multiculturalismo y que alimenta el resquemor del pueblo raizal para con el Estado, ante su negativa de ceder el control del territorio a la población raizal, pero también a su falta de control con el mismo.


El turismo, que deja miles de millones en regalías a la nación y a las grandes cadenas hoteleras ahí presentes, está causando un gran impacto social y medio ambiental a la isla y al archipiélago. Solo tendríamos que ir a observar el basurero de la isla, gigantesco, conocer que la basura se está acumulando en montañas y que algunas de estas se incendian en cualquier momento, haciendo necesaria la intervención del cuerpo de bomberos y de los carro tanques que reparten el agua dulce a la comunidad. Aquí debo hacer referencia a otra situación, no menos importante, la del agua dulce en la isla, puesto que la isla entera se abastece de agua dulce, por medio de acuíferos, sin embargo, existe una especie de ponderación del servicio de agua, en la cual se prioriza el agua para los hoteles y por ultimo a la ciudadanía. Entonces, el agua que se usa para mitigar el incendio del basurero no es más que el agua que va dirigida a los hogares de los ciudadanos, quienes además deben pagar los servicios públicos más caros del país.


Y eso no es todo, es imposible abstenerse de mencionar el problema grave del emisario submarino, es decir, el ducto que se encarga de transportar toda la materia fecal de la isla al hermoso océano de siete colores. Este emisario submarino, hubiese sido un éxito si estuviese ubicado a mayor profundidad, o si hubiesen implementado otros métodos para evitar que este material biológico llegase a flotar en el océano. Definitivamente tengo que aceptarlo, es poco lo que puedo opinar, dado que mis conocimientos técnicos acerca de cómo construir un emisario submarino son irrisorios al igual que mis conocimientos en ciencias biológicas, sin embargo, estuve ahí y la experiencia me avala para afirmar que el olor de ese sector es horrible y que incluso se puede ver el conducto desde la superficie, además de materia fecal.


Entonces mis queridos amigos, viajar es definitivamente una experiencia muy positiva, que sirve para alivianar las cargas de un semestre o de un año de arduo trabajo, en pocas palabras, relajarse un rato. Pero no podemos desconocer las diversas problemáticas del lugar que visitamos, sino que deberíamos participar de la solución de las mismas, sobretodo de aquellas que estén a nuestro alcance, en este caso, cada vez que vayan a San Andrés, disfruten al máximo lo que la isla les ofrece, pero recuerden la problemática de agua que vive la isla, podrían colaborar ahorrando agua, reciclando sobretodo dándose la oportunidad de ir más allá de las zonas turísticas, eso sería un buen paso para un turismo sostenible, que nace del turista y no del prestador de servicios turísticos.

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